A partir de los seis meses de edad empiezan a nacer los primeros dientes de leche. En este momento, se puede sustituir la alimentación líquida por una más pastosa y, posteriormente, ofrecerle al niño alimentos más consistentes que fomentan la masticación y el desarrollo de los dientes.
Papilla de frutas y sopas son algunos de los alimentos que pueden formar parte de la dieta del niño cuando las piezas dentales empiezan a salir. Es necesario masticar durante este periodo y, por lo tanto, todos los alimentos que promueven este acto son fundamentales para el desarrollo del complejo orofacial: “Los alimentos son estímulos importantes para que ocurra el crecimiento óseo adecuado, como el del maxilar y de la mandíbula, además de la estimular la maduración de los músculos de la masticación y el desarrollo de la correcta posición de los dientes”.
Así que es importante que el niño tenga una dieta equilibrada y variada, y que otras funciones orales, como el habla y la deglución, sean estimuladas.
Comida consistente
A partir del primer añito, el bebé ya está prácticamente desarrollado con la masticación, y por lo tanto, los papás pueden comenzar a introducir alimentos más consistentes en la dieta diaria. Se pueden ofrecer cubitos de frutas, verduras e incluso pedacitos de carne. A los tres años de edad, el pequeño ya puede comer de todo.
“A partir de esta etapa (un año), por lo general, le pido a los padres que no impidan a sus hijos comer alimentos más duros o fibrosos como las manzanas y las zanahorias, ya que ellos deben hacer este ejercicio para desarrollar dientes fuertes y saludables”, dice la nutricionista Rosangela Lofredo.
Ofrecerles a los niños alimentos ricos en calcio y vitamina D también es muy valioso. “Salmón, yema de huevo, verduras de color verde oscuro, leche y productos lácteos son los principales colaboradores a la consolidación de las estructuras óseas del cuerpo y, por supuesto, de los dientes”, agrega el experto.