El síndrome de la sequedad bucal, también conocido como xerostomía, puede ser un estado fisiológico o una enfermedad sistémica, lo que acelera la aparición de caries dentales, infecciones orales y especialmente gingivitis. Y, de acuerdo con el Instituto de Investigación Dental y Craneofacial de Estados Unidos, la inflamación gingival es la principal causa de pérdida de dientes en el mundo.
Entre los principales síntomas de la xerostomía figura una sensación pegajosa en la lengua (causada por la falta de saliva), mal aliento, lengua roja, áspera y seca, una mala sensación en la garganta, sed, llagas y grietas en los labios, ardor en la lengua, dificultad al hablar, sequedad en las fosas nasales y dolor de garganta.
Fisiológicamente, la salivación comienza a disminuir después de los 30 años. “Una persona con 60 años tiene la mitad de la cantidad de saliva de un hombre joven. Al tener la boca seca e incómoda, la deglución se vuelve más difícil y la resistencia oral disminuye, aumentando la dificultad para masticar”, explica Artur Cerri, director de la APCD (Asociación Paulista de Cirujanos Dentistas).
Con menor resistencia, la aparición de caries y enfermedad de las encías se vuelve más común, lo que afecta no sólo los dientes de las personas mayores, así como la salud en general. “Es un círculo vicioso que se debe detener. Al controlar el síndrome de la boca seca, se mantiene la salud oral del paciente en orden y se evita la inflamación y las infecciones que conducen a la mala alimentación y que pone en peligro su disposición física y mental “, dice el experto.
Las drogas, la enfermedad y el tabaquismo
Más allá del proceso de envejecimiento, otros factores pueden causar sequedad en la boca, tales como el uso de algunos medicamentos y otras enfermedades tales como diabetes, anemia, fibrosis quística, la hipertensión y la artritis reumatoide, entre otros.
“No podemos descartar otras causas, como la deshidratación y los daños al sistema nervioso, especialmente después de un traumatismo o cirugía”, advierte el experto. Otra causa muy común es el tabaquismo. El fumador lleva mucho tiempo para respirar por la boca mientras fuma, y esto termina por agravar la molestia.
Además de acudir al médico, se aconseja mantener una buena higiene oral, beber mucho líquido y cultivar una dieta rica en alimentos con alto contenido de agua.