Bruxismo: en pocas palabras, el bruxismo significa apretar los dientes o hacerlos rechinar sin darse cuenta, especialmente durante la noche. La presión constante sobre las piezas dentales hace que éstas se desgasten y se debiliten, y si no se corrige a tiempo, es posible que hasta se rompan. Según especialistas en neurología, la principal causa son las tensiones emocionales como la ansiedad o el estrés, ya que en esta condición una persona puede producir altas descargas de la hormona cortisona, la cual modifica el organismo.
Caries: los momentos de nerviosismo constantes pueden provocar el aparecimiento de caries. Esto ocurre por una especie de efecto dominó: el estrés debilita el sistema de defensas del organismo, causando una disminución de la producción de saliva. Menos saliva implica que los ácidos aumenten y ataquen directamente el esmalte de los dientes.
Enfermedad de las encías: Por este mismo motivo, durante los periodos de nerviosismo uno puede estar sujeto al aumento de la placa bacteriana, el riesgo de sangrado de las encías o gingivitis, ya que el cuerpo no está saludable para combatir estos microrganismos.
Ardor en la boca: el ardor en la boca es una sensación de ardor doloroso en las encías, labios, lengua o paladar, y puede ser provocado por factores psicológicos como el estrés.
Inmunidad: El estrés es una condición inmunodepresora. Esta es quizá la manera más indetectable en la que el estrés y la salud bucal van de la mano, pues puede debilitar la inmunidad y dar paso a infecciones en la boca y las encías.
Aftas: Las aftas son generalmente causadas por un virus o bacteria y suelen aparecer durante periodos de estrés, pues las defensas del cuerpo quedan debilitadas en estos momentos.
Fuente: terra.com/saludbucal